Una familia tipo necesitó más de $800.000 para no ser pobre en abril, según el INDEC
La canasta básica total y la alimentaria, indicadores utilizados para medir la pobreza y la indigencia, aumentaron 7,1% y 4,2% respectivamente en abril, ambas tasas por debajo de la inflación.
Los índices de canasta básica total (CBT) y canasta básica alimentaria (CBA) –que se utilizan para determinar el ingreso necesario para no caer en la pobreza o la indigencia respectivamente–, mostraron una desaceleración en su ritmo de aumento en abril, aunque en la medición interanual siguen estando muy por encima de la inflación, que también ha ralentizado su subida. En el cuarto mes del año, una familia tipo necesitó $828.158 para no ser considerada pobre y $373.054 para no ser indigente.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la CBT aumentó un 7,1% y la CBA un 4,2% en abril, frente al 11,9% y 10,9% respectivamente en marzo. Este se trata de la cuarta disminución consecutiva en el ritmo de incremento, después del pico registrado a finales del año pasado, cuando la CBT pasó del 15,2% en noviembre al 30,1% en diciembre.
Con estos datos, un adulto necesitó en abril $268.012 para no caer en la pobreza y $120.726 para no ser indigente. Por su parte, un hogar de tres integrantes (compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años) necesitó ingresos por $659.310 para no ser pobre y $296.987 para no ser indigente.
Según detalló el economista Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, los efectos “del deterioro del peso al que llevó el gobierno anterior” tuvieron un fuerte impacto en diciembre, pero que luego hubo una desaceleración, especialmente en aquellos precios que están regulados por el mercado.
Según Abram, esta tendencia podría continuar en mayo, ya que la inflación de la segunda semana de mayo se sitúa alrededor del 4,5%, lo que podría reflejarse en una nueva desaceleración de las canastas básicas. Sin embargo, este dato tiene implícito que parte del aumento de las tarifas de servicios públicos se demoró o postergó.
A pesar de la desaceleración en el ritmo de aumento mensual de la canasta básica total (CBT) y la canasta básica alimentaria (CBA), las cifras interanuales siguen siendo preocupantes, ya que ambos indicadores exhibieron incrementos muy por encima de la inflación en el último año. Mientras que la inflación alcanzó un 289,4% en los últimos doce meses, la CBT aumentó un 307,2% y la CBA un 296,2%.
Sin embargo, en el acumulado de los primeros cuatro meses del año, la CBA ya se encuentra bastante por debajo de la evolución del índice de precios al consumidor (IPC) en igual período, mientras que la CBT lo supera por apenas 2 puntos porcentuales. En este sentido, mientras que la inflación en el primer cuatrimestre fue del 65%, la CBA se incrementó en un 55% y la CBT en un 67%.
Estos datos tendrán un impacto directo en los niveles de pobreza e indigencia, ya que ambas canastas se utilizan para determinar el ingreso mínimo necesario para no caer en una u otra situación. Los analistas no son optimistas respecto a una reducción considerable de estos indicadores en el corto plazo.
Según el economista Jorge Colina, el aumento interanual de la CBT en abril sigue siendo creciente, lo que sugiere que la línea de pobreza está subiendo más rápido que los salarios, especialmente los informales.
En el segundo semestre del año pasado, la pobreza alcanzó un 41,7% y la indigencia un 11,9%, lo que representó un fuerte aumento según datos del INDEC. En todo el país, la cantidad de pobres llegó a 19,5 millones, mientras que los indigentes fueron 5,4 millones. Según estimaciones privadas, en el cuarto trimestre la pobreza podría haber alcanzado casi el 45%.
En este sentido, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), señaló que si bien hay cierta recuperación en los salarios, aún no es suficiente para esperar una reducción significativa de la pobreza a corto plazo. “Ya se ha amesetado la crisis respecto del deterioro que tuvieron los ingresos en noviembre, diciembre y enero, incluso en marzo y abril se ve una lenta y muy parcial recuperación de las remuneraciones formales”, destacó el especialista.
Salvia mencionó que aún existe incertidumbre sobre el sector informal, ya que las estadísticas de ese segmento vienen rezagadas. Sin embargo, según análisis del Observatorio, se espera que acompañen la misma tendencia de recomposición. Asimismo, la caída de la inflación estaría mejorando el poder adquisitivo de las remuneraciones.
En cuanto a la pobreza, Salvia indicó que los peores meses fueron diciembre, enero y febrero, con una estabilización en marzo y una tendencia similar en abril, aunque siempre en niveles muy altos.
“Ahora bien, hay un factor que no estamos considerando y del que no tenemos suficiente información y que está relacionado con el empleo. Porque a medida que caiga la cantidad de horas trabajadas o el nivel de actividad, impactará en materia de pobreza. Y hay señales de que algo de esto está ocurriendo, aunque no todavía de forma generalizada”, afirmó.
Salvia también mencionó que, según su Observatorio, la pobreza se habría estabilizado en un nivel promedio del 54%, pero que la pobreza extrema, o indigencia, ha experimentado un aumento significativo. Explicó que los niveles de indigencia, que cerraron en torno al 9-10% el año pasado, hoy estarían por encima del 17% debido a la pérdida de capacidad adquisitiva en ese segmento.