La industria del vino enfrenta su peor crisis en dos décadas
Un informe de Bodegas de Argentina advierte que la actividad vitivinícola atraviesa su momento más crítico en 20 años, con una fuerte caída en las ventas internas y exportaciones. La inflación y las restricciones cambiarias son los principales factores que han afectado al sector.
La industria del vino en Argentina atraviesa su peor crisis en los últimos 20 años, afectando tanto al mercado interno como a las exportaciones. Según un informe del Centro de Estudios Económicos de la Cámara Bodegas de Argentina, varios factores locales e internacionales contribuyen a este declive.
El informe identifica cuatro causas principales: la inflación global y la desaceleración económica, una competencia internacional feroz, la baja inversión histórica en el sector vitivinícola argentino, y cambios en los hábitos de consumo, especialmente entre los segmentos más dinámicos de la población.
El mercado doméstico “lleva varios años de estancamiento, consecuencia de condiciones macroeconómicas adversas y en menor medida cambio de hábitos de los consumidores”.
“El principal determinante del deterioro global han sido los crecientes índices de inflación que provocaron caída en el ingreso de los consumidores que disminuyeron su consumo que migró hacia otras bebidas”, subraya el informe.
Actualmente, la facturación total del sector en el mercado interno es casi la mitad de lo que era hace una década. Tanto las categorías de precios más bajas como las más elevadas han registrado una disminución en los ingresos, rompiendo la tendencia previa de crecimiento en los vinos premium.
El volumen de vino despachado al mercado local alcanzó su mínimo histórico en mayo de 2024, con 89 millones de cajas de 9 litros, una caída sostenida durante más de dos décadas. Esta disminución en el consumo por habitante sigue una tendencia similar a la observada en varios países europeos, aunque se ha visto exacerbada por la reducción de ingresos de la población.
El informe concluye que el mercado interno ofrece pocas oportunidades de expansión para las empresas. Solo las bodegas que venden en las categorías más altas de precios o las grandes que han logrado economías de escala han tenido éxito en este entorno.
Sin embargo, se estima que si las condiciones macroeconómicas mejoran, podría haber una recuperación, pero esta beneficiaría principalmente a las empresas con una mayor cuota de mercado, y requerirá inversiones en promoción y capital de trabajo.
En cuanto a las inversiones futuras, las bodegas probablemente priorizarán los mercados externos, mientras que las más pequeñas podrían apostar por la venta directa, apoyándose en el enoturismo. Este enfoque requiere un esfuerzo considerable por parte de las estructuras comerciales, pero podría compensar los menores gastos en promoción.